domingo, 20 de marzo de 2011

El Rincón del Anacoreta: ESCUCHADLO

El Rincón del Anacoreta: ESCUCHADLO: "'En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta.Se transfiguró delan..."

lunes, 14 de marzo de 2011

El Rincón del Anacoreta: EXAMEN SOBRE EL AMOR...

El Rincón del Anacoreta: EXAMEN SOBRE EL AMOR...: " “Cuando venga el Hijo del hombre rodeado de esplendor y de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se..."

domingo, 13 de marzo de 2011

Las tres tentaciones

De nuestra amiga Maria Luisa en http://getnezaret3.wordpress.com/


LAS TRES TENTACIONES

El comienzo de la Cuaresma nos pone delante de los ojos, esa lucha que tuvo Jesús, concentrada en el relato de las tres tentaciones en el desierto. Una escena llena de misterio, que en vano tratamos de entender:
¿Por qué Dios deja hacer al maligno y se somete a la tentación? Pregunta que en algún momento de nuestro crecimiento espiritual ,seguramente nos la hemos hecho todos. Misterio que no entendemos, pero que puede ser meditado, para descubrir las enseñanzas que contiene.

Jesús nos enseña, que nadie debe considerarse seguro y exento de tentaciones. Nos muestra la manera de vencerlas y nos exhorta a que tengamos confianza en su misericordia,ya que Él también las experimentó.
En ellas podemos ver resumidas, en una preciosa catequesis, las principales fuerzas que quisieron apartar a Jesús de su camino y que hoy las seguimos padeciento también nosotros.

LA TENTACIÓN DEL CONSUMO: Cuántas veces podemos caer en la tentación de pedir que sin nuestro esfuerzo, se nos solucionen todos los problemas materiales.A esta tentación la podríamos llamar del “consumismo”:

“Dile a esas piedras que se conviertan en pan”

Impresiona comprobar que Jesús, en toda su vida, no hizo un milagro para ayudarse a sí mismo, siempre pensó en los demás , sin asomo de egoísmo..
Así también debe ser nuestra vida, luchar contra la búsqueda del provecho personal de modo fácil, a expensas de los otros, olvidando que al pan se lo gana con el sudor de la frente

LA TENTACIIÓN DEL PODER: “Te daré el poder y la gloria….si tú te arrodillas delante de mí”

Es maravilloso ver a Alguien, por fin, que no se vende, que no se doblega ante nadie, que no pacta para subir, que por amor va demostrando con hechos que no ha venido a ser servido, sino a servir, hasta el final……. hasta La Cruz.

LA TENTACIÓN DELTRIUNFALISMO: “Tírate de aquí abajo, porque escrito está; encargará a sus ángeles que cuiden de tí”

Es la tentación de dominar por otra puerta : Deslumbrando. Así quien lo viera, no tendría más remedio que aceptarlo a ciegas, sin comprender, sin libertad.Si lo vemos es fácil creer y reconocerlo como el HIJO DE DIOS, nos faltaría la FE Y FE es lo que creemos sin ver. Jesús no quiere seguidores triunfalistas detrás de intereses personales, por eso se quitará de en medio cuando quieran hacerlo rey como en la multiplicación de los panes y peces y se irá tantas veces haciendo milagros como a escondidas.Preguntémonos:
¿En mi vida cristiana, ¿Qué busco? ¿El triunfo o la Santidad?

REFLEXIONES

La madurez cristiana no es obra de un día, de un momento, de un entusiasmo pasajero, sino tarea de toda la vida. El tiempo de cuaresma , no puede pasar como el agua sobre la piedra, sin empapar ni transformar nuestro corazón .Hoy es quizás el día , la ocasión para preguntarnos: ¿Cuáles son nuestras tentaciones? …..y lanzarnos al combate valientemente para vencerlas

Es cierto que deseamos cumplir los mandamientos de Dios, es verdad que lo queremos tener no solamente en los labios, sino también en el corazón,y vivir en su Presencia…..Por eso ¿Cuáles son nuestras tentaciones? Conocidas las del Señor ¿Cuáles son las nuestras? ¿ Por cuáles nos sentimos más zarandeados?

Les dejo queridos amigos y lectores un pensamiento que lo hice mío hace años en un tiempo de Cuaresma. Lo digo, lo escribo y lo repito con frecuencia, evocando aquél momento de luz en mi vida.

No temas: “El desierto es cálido y árido, pero conduce a la tierra prometida. Es lugar de tentación y de caída, pero también de fidelidad y afirmación. Ahí sí, podemos decirle a Dios que extienda su mano hacia nosotros porque nos declaramos sus hijos. ¡Somos suyos!!”

sábado, 12 de marzo de 2011

¿Quiénes son tus amigos?

¿Quiénes son tus amigos? de nuestra amiga Maria Luisa en http://getnezaret3.wordpress.com/

¡AMIGOS SON LOS AMIGOS!
Hoy quiero invitar a todos mis lectores,a reflexionar sobre la AMISTAD.Palabra muy usada y a veces mal usada.Sin embargo, quien sabe apreciarla,posee un tesoro muy valioso.
Es por ello que les comparto el cuento;”EL GUSANO Y EL ESCARABAJO”, que recibí por email y que además, caló muy profundo en el mundo de mis emociones.
Como aún no aprendí a insertar un Power Paint en el blog, les dejo este hermoso video, y espero que lo vean, lo lean y en los personajes de la fábula puedan hallar la descripción de ustedes y la de sus amigos ;establecer sus diferencias, sus actitudes y analizar las experiencias y sus enseñanzas enriquecedoras.
¡QUIÉNES SON NUESTROS AMIGOS?
Los amigos se reconocen porque se llevan en el corazón; no hay clasificaciones ni calificaciones para los amigos, no hay mejores , ni peores, ni buenos ni malos,simplemente podemos decir que son únicos, que “Son Amigos” y si son malos es porque no son amigos o dejaron de serlo.
Puede que tengamos muchos conocidos, compañeros de trabajo, de estudios,de equipos, de juegos, tener ciento de contactos por internet,etc…pero eso no implica que todos sean nuestros amigos. Los verdaderos amigos generalmente son pocos y fieles , no desaparecen de un día para otro de nuestro horizonte, sino que son los que permanecen junto a nosotros ,son con los que podemos contar en las celebraciones y en el dolor. en los triunfos tanto como en los fracasos.Son…con los que podemos pensar en voz alta,los que saben guardar una confidencia, los que nos escuchan y también nos reprenden con amor y dulzura cuando nos equivocamos.
Volviendo a la fábula ¿con cuál de los amigos te identificas?
¿Eres gusano o escarabajo?
¿Sigues creyendo en la amistad?

Para que lo tengas en cuenta:
“El amigo fiel es refugio seguro.El que lo encontró ha hallado un tesoro”(Eclesiástico 6:14) “Que sean muchos tus amigos, pero ten uno entre mil como consejero” (Eclesiástico: 6,6)

viernes, 11 de marzo de 2011

El ayuno de cada día

Nuestro ayuno de cada día en "El rincón del Anacoreta" http://koffi1948.blogspot.com/2011/03/nuestro-ayuno-de-cada-dia.html

Es curioso. Nuestra sociedad cierra los oídos, cuando no se burla, al ayuno cuaresmal y en cambio llena sus revistas de dietas de adelgazamiento y productos para sustituir las comidas. Nuestra sociedad no quiere oír hablar de penitencia y se pasa horas en el gimnasio o suda y resopla corriendo por la calle y los parques de la ciudad...Y es que aquello de que sarna con gusto no pica, es verdad. También es cierto, que en las dietas y el gimnasio vemos una utilidad. En el ayuno y penitencia, no. Pero porque no nos enterado de cuál es el verdadero ayuno y la verdadera penitencia. Y eso que Isaías, en nombre de Dios, ya nos lo dijo hace muchos siglos:

"El ayuno que yo quiero es éste: que abras las prisiones injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las tiranías, que compartas tu pan con el hambriento, que albergues a los pobres sin techo, que proporciones vestido al desnudo y que no te desentiendas de tus semejantes.
Entonces brillará tu luz como la aurora y tus heridas sanarán en seguida, tu recto proceder caminará ante ti y te seguirá y te seguirá la gloria del Señor. Entonces clamarás y te responderá el Señor, pedirás auxilio y te dirá: 'Aquí estoy'. Porque yo, el Señor, soy misericordioso."

La verdadera espiritualidad no puede ser una tapadera de la injusticia. La espiritualidad no presupone en ningún caso la tristeza, el sufrimiento, el dolor...sino todo lo contrario. Jesús se lo explicó a los discípulos de Juan:

"En aquel tiempo, se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron:
- ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó:
- ¿Es que pueden estar tristes los amigos del novio mientras él está con ellos? Llegará un día en que les quitarán al novio; entonces ayunarán."

A este texto le siguen las comparaciones del retal de tela nueva en el vestido viejo y del vino nuevo en odres viejos. Jesús les está diciendo que los esquemas antiguos no sirven . Ahora es el tiempo del Reino. Un tiempo que empieza en la justicia para que pueda existir la alegría. Si los hombres no luchamos para erradicar toda injusticia, nuestros ayunos y oraciones son inútiles. Nuestro egoísmo explica que en dos mil años de cristianismo, nuestra sociedad siga estando llena de injusticias, nuestro mundo esté dividido en norte y sur y sigamos hablando de primer, tercer y cuarto mundo...
Cuaresma es un momento privilegiado para que nos demos cuenta de que nuestro ayuno de cada día ha de ser nuestra lucha contra el mal, la injusticia, el egoísmo cotidianos.
Si estamos tristes, es que Jesús está muy lejos de nosotros. Es que no sabemos verlo en el pobre, el enfermo, el encarcelado, el inmigrante...Es que ni siquiera lo vemos en nosotros mismos...
Rezamos: "...el pan nuestro de cada día". La condición es que practiquemos nuestro ayuno de cada día. Y ahora ya sabemos cuál es...

jueves, 10 de marzo de 2011

La confianza en Dios

La Confianza en Dios - de nuestra amiga Maria Luisa en http://getnezaret3.wordpress.com/

Mateo 6,24-34
PONER LA CONFIANZA EN DIOSEn este texto evangélico ,Jesus parte de la experiencia del que sirve a dos patrones:”Nadie puede servir a dos amos , porque odiará a uno y amará al otro. “La dupla amor- odio, implica una opción , una aceptación “…no pueden ustedes servir a Dios y al dinero.
El hombre ha caído en la idolatría del dinero, al que se le rinde culto mediante la injusticia.Frente a esta realidad, Jesús plantea como respuesta el sentido de la providencia divina.

Confiar plenamente en Dios, no es desentenderse de la vivienda , vestido, sustento, ni abandonar lucha y trabajo, tampoco es una invitación a la indolencia, sino un rechazo a la acumulación que genera injusticias y desigualdades. Nos invita a ver la realidad , a analizarla y a tener fe: “Miren las aves del cielo…miren como crecen los lirios de campo…¿no hará mucho más por ustedes?

Estamos llamados a construir una nueva sociedad donde no tengan lugar las desigualdades hirientes, ni el hambre, ni donde muchos hermanos pasen grandes necesidades, mientras otron viven en la opulencia.Este mensaje es una invitación a relativizar el valor absoluto de los bienes terrenos en comparación con el Valor Supremo de Dios y de su reinado y a practicar la caridad cristiana, siendo generosos y solidarios con los más indigentes.¿CÓMO?


En primer lugar cubriendo sus necesidades básicas y a continuación luchando para rescatar la cultura del trabajo, especialmente para aquéllos que han perdido la dignidad de ganarse el sustento con el sudor de su frente. Si no contagiamos compasión, si no defendemos a los que queriendo trabajar están desocupados, si no compartimos el pan y el sufrimiento con los más olvidados, ¿Dónde está el proyecto que animó la vida entera de Jesús?

REFLEXIÓN

La renuncia de la acumulación que hacen los pájaros y la despreocupación de las flores por su esplendor, fundamentan nuestra confianza en el Padre , que nos salva del interrogante angustioso del futuro , nos quita la necesidad imperante de “atesorar” y nos recuerda que nos necesita fieles y misericordiosos, bajo el cobijo de sus manos.
QUE EL REINO DE DIOS SE HAGA PRESENTE EN NUESTRO ACCIONAR COTIDIANO.

miércoles, 9 de marzo de 2011

El tiempo de los abuelos

De nuestra amiga Maria Luisa en http://getnezaret3.wordpress.com/

El tiempo de los abuelos

A TI ABUELO /ABUELA que eres aún joven y vives a un ritmo vertiginoso, dejando pendiente cosas que son verdaderamente urgentes, te digo:
Vuelve atrás la mirada y recupera el tiempo perdido , para estar junto a tus nietos que quieren sentir tus caricias, tus mimos,tus cuidados y tus besos ; quieren rodear tu cuello con sus brazos tiernos llenos de amor y estrenar la dulce palabra que tienen guardada en sus corazoncitos:

¡Abuelo! ¡Abuela!

Puedes tal vez, ser ama de casa o profesional , obrero o empresario, desconocido para el mundo o alguien muy importante socialmente,
eso no tiene importancia; pero si olvidaste valorar el tesoro maravilloso que poseen los nietos; si olvidaste que son los que nos hacen experimentar el “amor casi perfecto” es porque te has olvidado de VIVIR AMANDO

Dios te ama y quiere verte sonreír lleno de vida,
alegrando a sus predilectos: “los más pequeños”. Regálales tu “PRESENCIA” como fuente inagotable de afectos,para ayudarlos a crecer físicamente sanos y emocionalmente equilibrados. Los abuelos sabemos como salpicar polvo de estrellas sobre sus vidas, y dejar una estela multicolor, que siempre los acompañará y que jamás olvidarán.

Si hace mucho tiempo que no ves a tus nietos, levántate
ahora, no mañana, y sal al encuentro del abrazo que está esperándote, aunque las circunstancias de la vida
intentenimpedírtelo, ya sean laborales, personales
o de otra índole.
Ve a su encuentro, no te demores, y disfruta la alegría de ver a tus hijos y a tus nietos felices.
A TODOS LOS PADRES Y ABUELOS

Los padres son brújulas y los abuelos son mapas.La brújula brinda orientación, el mapa transmite conocimiento.La orientación siempre conduce a la búsqueda, principio de toda aventura.El conocimiento siempre conduce al hallazgo,final de todo viaje.
Por eso mientras los padres anhelan hacer de su semilla un Hombre, los abuelos buscan transformar a ese Hombre en un ángel que recuperó las alas perdidas.

¡FELIZ DÍA SIN AUSENCIA DE ABUELOS!!!!

LOS ESPERO…!!

martes, 8 de marzo de 2011

La roca de la Palabra

La roca de la palabra. De nuestro amigo Joan Josep, en "El rincón del Anacoreta" en http://koffi1948.blogspot.com/

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- No todo el que me dice 'Señor, Señor' entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día, muchos dirán: 'Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?' Yo entonces les declararé: Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente."

Nos encontramos hoy con el texto final del Sermón de la Montaña. Unas palabras duras que nos denuncian la vaciedad de nuestra vida, que nos invitan a construir sobre roca. ¿Qué hemos de construir? Nuestra casa, nuestra vida, nuestra persona...Y nos sorprende Jesús, porque viene a decirnos, que una oración hecha de sólo palabras, que hacer prodigios, milagros, profetizar, aunque sea en su nombre, es construir sobre arena. No sirve de nada. Nuestras grandes iglesias, colegios, reuniones y asambleas, puede que no sirvan para nada. Nos dice claramente, que lo único válido es cumplir su Voluntad. Construir sobre Roca es construir agarrándonos a su Palabra.
¿Cuál es su Voluntad? La acabamos de escuchar estos últimos domingos. Mateo nos la ha ido detallando en el capítulo 5, 6 y 7, que forman el Sermón de la Montaña. Hoy y durante la Cuaresma, que comienza el miércoles próximo, será bueno que releamos y meditemos estos tres capítulos.
Hacer la Voluntad de Dios es vivir el espíritu de las Bienaventuranzas: ser pobres de corazón, afligidos, desposeídos, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón, luchadores por la paz, perseguidos a causa de la justicia... Es ser sal y luz del mundo. Es cumplir el espíritu de la Ley, no solamente su letra. Es compartir y llevar una vida austera. Rezar sin hipocresía, sin buscar las apariencias. Es abandonar el ídolo del dinero y las riquezas. Es confiar en el Amor de Dios. Es no juzgar. Es producir frutos, no sólo palabras...
Jesús nos señala hoy dos caminos. O construimos sobre arena o lo hacemos sobre roca. O nos buscamos a nosotros mismos, o luchamos por seguirle a Él. Y no hay verdadero seguimiento sin compromiso. Las palabras, las teorías, no sirven de nada. Sólo la Palabra que expresa su Voluntad, puede ser la Roca firme sobre la que podemos edificar.
No nos extrañemos si la gente nos desprecia, no cree en la Iglesia o nos trata de hipócritas. ¿Sobre dónde estamos construyendo? Esa es la clave...

El amor a los enemigos

De nuestra amiga Maria Luisa:

Pareceos a Dios; no seáis enemigos de nadie, ni siquiera de vuestros enemigos.

Leer el Evangelio de Mt 5, 38-48

En los primeros versículos del texto bíblico, vemos como la sed de venganza, va desencadenando una espiral de violencia que alcanza hasta nuestros días.Jesús nos presenta una exigencia que incluye la renuncia a la acción violenta.El precepto consiste en “no resistir al malvado”.
Metodología ésta que luego Pablo nos sugiere en Rm12, 9-21: “Hermanos no se tomen la justicia por su cuenta, dejen que sea Dios como dice la Escritura:”Mía es la venganza y yo daré lo que se merece” y agrega:”Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer…….dale de beber……No te dejes vencer por el mal, más bien derrota el mal con el bien”
Esto no significa indiferencia o pasividad, sino vencer el mal con actos de “resistencia no violenta”

El pensamiento de Jesús nos presenta un doble paralelismo: amar al enemigo/orar por el perseguidor ¿qué nos sugiere? No vengarnos, no hacerle daño, no desearle el mal
¡ALTO A LA VIOLENCIA!
Esta propuesta suscita en el horizonte de la vida cristiana, la presencia de muchos enemigos y perseguidores. Sin embargo los discípulos han de demostrar el mismo trato para amigos y enemigos, imitando a Dios, a la hora de repartir la luz del sol y la lluvia sobre justos e injustos.A igual que los discípulos de “ayer”, los de “hoy”, debemos construir nuestra vida desde la paradoja del amor, de la oración y del perdón.
Hoy como ayer hay muchos fariseos cumplidores de la Ley, a los que hay que proponerles un camino más perfecto, pero ir más allá…….Animémonos todos a dar el paso y … :
“Ser perfectos como perfecto es nuestro Padre que está en los cielos”

lunes, 7 de marzo de 2011

Jesús Resucitado

La resurrección de Jesús


La Resurrección de Jesús es un HECHO REAL, HISTÓRICO -como todo lo que dicen los Evangelios sobre Jesús de Nazaret- y META HISTÓRICO, -vá más allá, pues anticipa nuestra propia resurrección-. Cuando pienses en esta VERDAD DE FE, toma en cuenta estas cuatro afirmaciones:
La resurrección de Jesús no es una vuelta a su vida anterior, para volver a morir de nuevo. Jesús entra en la vida definitiva de Dios; es "exaltado" por Dios (Hch 2,23); es una vida diferente a la nuestra. (Rm 6, 9-10)
Jesús resucitado no es una "alma inmortal", ni un fantasma. Es un hombre completo, con cuerpo, vivo, concreto, que ha sido liberado de la muerte, del dolor, de las limitaciones materiales, con todo lo que constituye su personalidad.
El Padre actúa con su fuerza creadora y poderosa, levantando al muerto Jesús a la vida definitiva y plena.
No se trata de que Jesús resucitó "en la fe" de sus discípulos, o "en su recuerdo". Es algo que aconteció verdaderamente en el muerto Jesús y no en la mente o en la imaginación. Jesús realmente ha sido liberado de la muerte y ha alcanzado la vida definitiva de Dios.

Con la Resurrección de Jesús, Dios afirma cosas muy importantes:
Dios estaba de parte de Jesús, le da la razón en todo lo que hizo y dijo y se la quita a quienes estaban en su contra.
Rehabilita su causa y su persona: Jesús es su Hijo, el Cristo, el Mesías esperado.
Dice a la Iglesia naciente que su misión está fundada no solamente en el hecho histórico, sino en la experiencia pascual, en el encuentro de cada cristiano con Jesús Resucitado.
Es la anticipación de la meta de la historia; hace surgir una fuerza dinámica e invita a un programa de vida para cada hombre.
Hay un nuevo horizonte para la vida y nuevo sentido para la muerte. La vida es un camino que se puede andar con esperanza, pues la muerte no es el fin del hombre, sino el medio para volver a su destino final: Dios Padre.

En los evangelios se describen varios "encuentros" de Jesús Resucitado con varios de sus discípulos; hay cosas en común en estas experiencias:
Jesús se "deja ver", para que salgan de su incredulidad y de su desconcierto.
El encuentro afecta a la totalidad de sus personas: transforma el miedo en celo por el evangelio; la ignorancia por sabiduría; la debilidad por fortaleza; la tristeza por alegría. (Gal 1,23)
Les descubre los enigmas de la fe: "se les abren los ojos" "ven y creen".
Los encuentros siempre conducen a una llamada a la evangelización "vayan y digan" (Mt 28, 18-20; Mc 16,15; Lc 24,28; Jn 20,21).
Comprenden que deben vivir su vida cotidiana con otro sentido y otra profundidad, el encuentro con el Resucitado es una experiencia prolongada en la vida. (2Cor 4,10).

Jesús dijo a Tomas: "Tu crees porque has visto. Felices los que creen sin haber visto" (Jn 20, 29). Estas palabras de Jesús: "Felices los que creen sin haber visto", se refieren a nosotros, a los cristianos de hoy que seguimos encontrando a Cristo Resucitado, aunque "no lo veamos" con los ojos del cuerpo, los efectos que se producen son exactamente los mismos: somos "felices", porque tenemos la certeza de que creemos en algo real; porque tenemos una esperanza diferente a quienes no creen; porque vamos por la vida luchando por hacer realidad el sueño de Jesús: vivir el Reino de Dios entre los hombres.
Piensa, a quién le debes tu fe: ¿a tus padres?, ¿a un sacerdote?, ¿a un catequista?, ¿a algún amigo?. La fe es un don de Dios que recibimos en el bautismo, pero también es consecuencia del testimonio de alguien que ya se encontró con Jesús Resucitado. Quizá tú has sido la causa de la fe de alguna persona. ¡felicidades!, esa es la tarea de todos los cristianos.
Pero…. si tu eres alguien que siente que su fe no es firme, es probablemente porque no has hallado a alguien que te de testimonio de su encuentro con Jesús Resucitado, ¿o no lo has querido ver? ¡no te desanimes!. Vale la pena que busques entre las personas que conoces; busca a alguien que ya lo haya encontrado, desde luego tienes que entrar en el "ambiente" donde están estas personas: es gente común, pero se distingue en que vive los valores cristianos: la verdad, la justicia, el amor y la paz; seguramente están entre tus compañeros de trabajo o de escuela; quizá entre tus vecinos; ve a Misa los domingos, o acércate a algún grupo parroquial; puedes encontrar aquí a esos testigos de la Resurrección que viven inmersos en el mundo transmitiendo el amor de Jesús de Nazaret.
Cada vez que veas a alguien que vive esos valores del Reino de Dios, es porque es un testigo del Resucitado; obsérvalo, pregúntale por qué cree y por qué vive de tal manera. Con toda seguridad su testimonio te contagiará y tú también serás un testigo más, ayudando a Jesús a transformar al mundo.


La máxima obra de Dios, la Resurrección de su Hijo, no tuvo testigos. Sin embargo sí se puede comprobar; hay "evidencias":
El sepulcro vacío.- Los cuatro evangelistas lo mencionan. Lo reconocen incluso los soldados, los sacerdotes y las autoridades romanas. Aunque no es una prueba directa, es un signo especial, es el primer paso para el reconocimiento de la Resurrección. Juan dice: "vió y creyó (20,8).
Las apariciones del Resucitado.- En ellas se basa el argumento definitivo para afirmar la Resurrección. NO FUERON VISIONES subjetivas, sino HECHOS OBJETIVOS, HISTÓRICOS. Se describen (en los últimos capítulos de los evangelios), como presencia real y hasta carnal de Jesús; come, camina, deja que lo toquen, platica con ellos. Son una base sólida de la fe en la Resurrección.
El testimonio de los que creemos.- Aunque no hubo testigos de la resurrección, sí los hay del Resucitado. Quienes lo vieron comenzaron a decir que el "Crucificado estaba vivo" y así es como surge la Iglesia. Nuestra fe procede de los primeros que creyeron y continuamos hoy transmitiendo esa misma fe en Jesús de Nazaret que murió por nosotros, y que RESUCITÓ como primicia de lo que será nuestra propia resurrección. ¡desde hace dos mil años, hombres y mujeres han dado testimonio de la fe en la Resurrección y así seguirá ocurriendo hasta el fin de los tiempos! .

sábado, 5 de marzo de 2011

El Sentido de la Ley

De nuestra amiga Maria Luisa:

EL SENTIDO DE LA LEY

Jesús se siente con suficiente autoridad para clarificar el verdadero significado de las leyes, las tradiciones y las costumbres de su Pueblo, muy palpable en esta expresión: “Ustedes han oído que se dijo…. “Pero Yo les Digo” Su intimidad con el Padre, el sentirse totalmente Hijo de Dios, le daba seguridad para explicar la ley desde una perspectiva nueva: NUEVA Y RADICAL.
Nos invita hoy y siempre el Señor, a ir más allá del simple “cumplo y miento”.Todos sabemos que hay formas de cumplir la letra de ley y al mismo tiempo traicionar su espíritu..

Por eso quiere enfrentarnos con la realidad, con la autenticidad de nuestros actos. Ej: el adulterio no es solo el acto físico, sino que se produce en nuestros corazones por los malos deseos. No hemos matado físicamente a nadie, pero ¿cuántas veces lo hemos hecho en nuestro corazón o con nuestras palabras y nuestros desprecios?
Entrar en el Reino de los Cielos es algo más que cumplir meticulosamente los detalles de la ley, es dejarse llevar por la Sabiduría del Espíritu,, conocer y asumir la ley del amor que es , o debe ser. el centro y origen de todos y de cada uno de los Mandamientos…
Seguir la Ley del amor es lo que nos hace perfectos….Ahí es donde nos tenemos que situar y escoger entre vida o muerte ;entre fuego y agua. ¡No nos engañemos a nosotros mismos!diciéndonos que somos buenos cristianos porque vamos todos los domingos a misa.Vivir la Santa Misa es una cuestión de amor, o mejor, de Amar….y nada más!

Jesucristo Hijo de Dios

No hay duda alguna de que el Nuevo Testamento presenta a Jesucristo como una personalidad excepcional. Él da evidencia impresionante de poderes extraordinarios en los milagros que realiza; él hace las observaciones más penetrantes acerca de la vida humana, la fe, y la verdadera adoración a Dios; y sus afirmaciones referentes a sí mismo, como la única fuente de vida venidera, son tales que nadie más se atrevería a hacer. Sus apóstoles dicen de él, después de su ascensión, que fue exaltado a todo poder y autoridad a la diestra de Dios. Y su propia evaluación de la vital trascendencia de su persona se resume como sigue:

"Y esta es la vida eterna, que [los seres humanos] te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3).

Claramente, si hemos de tener alguna esperanza de vida venidera, necesitamos saber la verdad acerca de la persona y trascendencia de Jesucristo.

Ahora bien, la mayoría de aquellos que tienen alguna idea acerca de Jesús, piensan en él como parte de la Deidad; como Dios el Hijo, que existió en el cielo desde el principio del tiempo con Dios el Padre, igual en poder y autoridad que él, pero descendió a la tierra para nacer, como un bebé humano, de una doncella israelita conocida como la Virgen María; luego muere en la cruz como una señal del amor de Dios por el género humano, antes de regresar al cielo a reasumir su anterior exaltada posición. En vista de que el Espíritu Santo también es considerado como parte de la Deidad, esto es el Dios "Tres y Uno" (o Uno en Tres), según se describe en la Doctrina de la Trinidad. Los teólogos eruditos que defienden esta doctrina, entienden la relación entre las tres Personas--Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo--de una manera muy sutil, y la mayoría de aquellos que la aceptan de un modo un tanto vago, la entienden de una forma mucho más elemental.

Muchas personas religiosas sinceras sostienen la creencia de que "Jesús es Dios" más bien por razones emocionales. Cualquiera que no acepte ciegamente esta fórmula, se le considera de inmediato como "hereje" y "anticristiano". Este breve folleto es un ruego para que un examen cordial y sincero de este importantísimo tema. El autor, y todos aquellos que comparten sus opiniones, desean recalcar con toda la vehemencia posible, que creemos que Jesús fue, y es, literalmente el Hijo de Dios. No somos 'unitarios', como aquellos que piensan que Jesús no es más que un hombre muy superior; ni somos 'adopcionistas', como los que sostienen que Dios "adoptó" a Jesús como su Hijo espiritual.

Nosotros creemos que Jesús fue "el Hijo unigénito de Dios" de la manera en que lo describen las Escrituras.

Ahora bien, es un hecho notable que las ideas contenidas en la doctrina de la Trinidad no se hallen en la Biblia. Este no es un descubrimiento nuevo. Se conoce desde hace muchísimo tiempo, desde el siglo 4º de nuestra era. Teólogos más recientes lo han dicho claramente. Por ejemplo, el teólogo anglicano J. H. Newman, quien se unió a la Iglesia de Roma en 1845, escribió:

"... las doctrinas [es decir, las referentes al Padre, Hijo y Espíritu Santo] nunca se han tomado tan sólo de la Escritura" (The Arians of the 4th Century, [Los Arrianos del Siglo Cuarto], pág. 50).

El Dr. W. R. Matthews, quien fuera por muchos años el Decano de la Basílica de San Pablo, en Londres, fue más enfático:

"... la doctrina de la Trinidad... no formaba parte del mensaje original. San Pablo no la conocía, y y no habría podido entender el significado de los términos que se usan en la fórmula teológica con la cual concordó la Iglesia finalmente" (God in Christian Thought and Experience [Dios en el Pensamiento y Creencia Cristiana], pág. 180).

Muchos sinceros admiradores de Cristo bien pueden sentirse incomodados ante esta directa afirmación de que su gran apóstol Pablo no sabía nada acerca de la doctrina de la Trinidad.

Para contestar esta pregunta necesitamos saber cuándo surgió. La respuesta es: no hasta 300-400 años después de los días de Jesús y sus apóstoles. Es un hecho notable que los "primeros Padres de la Iglesia" - los teólogos que escribieron en el período 100-300 de nuestra era - no tenían conocimiento alguno de ella, y frecuentemente dieron opiniones que la contradicen. Para la mayoría de ellos no existía la idea de que Jesús es igual y eterno con el Padre". Él estaba subordinado a Dios su Padre, y se le consideraba como un "ser creado". Las enseñanzas que ahora componen la doctrina de la Trinidad fueron las decisiones varios Concilios Generales de la Iglesia. Estos son los más importantes:

325 de nuestra era - Primer Concilio General en Nicea, declaró que el Hijo era desde el principio de la misma naturaleza que el Padre.

325 de nuestra era - Segundo Concilio General en Constantinopla, declaró que el Espíritu Santo había de ser adorado tal como al Padre y al Hijo.

431 de nuestra era - Tercer Concilio General en Efesos, decretó que Jesús tenía dos naturalezas, una humana y una divina; también que María era la "madre de Dios", en oposición a aquellos que mantenían que ella era la "madre de Cristo".

451 de nuestra era - Quinto Concilio General en Chalcedonia, decretó que las dos naturalezas en Cristo constituían una sola Persona y una sola voluntad.

La progresiva formulación de la doctrina de la Trinidad durante un considerable período de tiempo se muestra claramente cuando se comparan los principales credos de la Iglesia:

El Credo de los Apóstoles, ciertamente uno de los primeros credos, aunque su fecha exacta se desconoce, expresa la relación entre Cristo y Dios de esta manera:

"... Dios el Padre Todopoderoso... Jesucristo su único Hijo... concebido por el Espíritu Santo, nacido de la Virgen María... Después de su resurrección, Cristo "ascendió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios el Padre Todopoderoso, Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos".

Esto está en completo acuerdo con lo que dice la Biblia. Pero credos posteriores muestran muchas adiciones y un punto de vista diferente.

El Credo de Nicea, 325 de nuestra era, declara que Jesucristo es "el Hijo unigénito de Dios, engendrado por su Padre antes de todos los siglos... Dios de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero, de la misma naturaleza del Padre... El Espíritu Santo con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria...".

El Credo de Atanasio, de fecha desconocida, pero ciertamente en existencia poco después de 500 años de nuestra era, es aun más enfático:

"Nosotros adoramos a un Dios en Trinidad, y Trinidad en Unidad... hay una Persona del Padre, otra del Hijo, y otra del Espíritu Santo. Pero la Divinidad del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, es toda una; la Gloria igual, la Majestad co-eterna. El Padre increado, el Hijo increado, y el Espíritu Santo increado...". Se declara que todos son eternos, "no obstante, no son tres ternos, sino un eterno". El Credo concluye con la ominosa declaración: "El que quiera ser salvo ha de pensar de esta manera acerca de la Trinidad".

La nueva enseñanza acerca de la Divinidad levantó mucha oposición de parte de aquellos que afirmaban que sostenían las creencias originales. El resultado fue una enconada controversia durante un siglo entre los líderes eclesiásticos. Las decisiones de los Concilios de la Iglesia en los siglos 4º y 5º fueron las acciones de las autoridades de la Iglesia determinadas a suprimir a todos los "rebeldes". De este modo se elaboró y proclamó la doctrina oficial de la Trinidad, y su aceptación fue declarada obligatoria.

Antes de que apareciera Jesucristo, los escritos del Antiguo Testamento habían sido reverenciados durante siglos por la nación de Israel (los judíos) como la revelación de su Dios que los había liberado de Egipto en el Éxodo. ¿Qué impresión habían adquirido ellos acerca de la naturaleza de Dios? La respuesta es clara en la siguiente cita:

"Habiendo afirmado la existencia de Dios, el judaísmo en realidad sostiene una sola idea básica acerca de él, la cual es un dogma reconocido--la Unidad de Dios. 'Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es'. Esta es una inmediata negación del politeísmo del mundo antiguo con sus numerosas deidades. Es un repudio de la idea de que hay dos dioses o dos fuentes creadoras de la existencia, una del bien y la otra del mal. Es también una clara negación de la idea de una trinidad--tres dioses en uno, la cual es una doctrina establecida de la cristiandad. Para el judaísmo no puede haber absolutamente ningún compromiso en este concepto fundamental del Único Dios, que es la fuente creadora definitiva de toda vida y de la muerte, los elementos de la naturaleza y de la historia y el poder que yace detrás de toda fuerza, física y espiritual" (C. Pearl and R. Brookes. A Guide to Jewish Knowledge, [Guía Para el Conocimiento Judaico] págs. 96-97).

En estos días de ideas confusas necesitamos tener presente que el Antiguo Testamento que poseemos es la misma colección de escritos reverenciados en los días de Jesús como la palabra de Dios. Jesús mismo los describió como "la ley, los salmos, y los profetas", y dijo que en ellos había profecías que hablaban de él. En Salmos 2 leemos:

"Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra" (vs. 7-8).

Ciertas claras conclusiones surgen aquí: Dios ha ungido a uno que ha de gobernar por él ("mi rey") a todas las naciones de la tierra. Pero él es Hijo de Dios porque ha sido "engendrado". El gobernante no es Dios; es el Hijo de Dios; y empezó su existencia el día en que fue "engendrado". Como todos los hijos, su Padre es primero que él. La totalidad de esta enseñanza general se resume en el primer versículo del Nuevo Testamento:

"Libro de la genealogía [o nacimiento] de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham" (Mateo 1:1).

Ahora bien, cuando este "Hijo" apareció por primera vez entre los hombres, ¿cómo se considera a sí mismo? No puede haber duda acerca de la respuesta: Jesús siempre habla de sí mismo como subordinado al Padre, dependiendo de él para todas sus enseñanzas y todas sus obras. Estas son algunas de sus expresiones:

"No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre" (Juan 5:19). "Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió" (7:16). "El Padre mayor es que yo" (14:28).

Cuando los judíos lo acusaron de que él "se hacía Dios", él negó los cargos y dice: "Hijo de Dios soy" (Juan 10:34-36). Incluso ni siquiera permite que se le llame "bueno". Cuando le dicen "Maestro bueno", él replica:

"¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios" (Marcos 10:18).

En su gran profecía pronunciada poco antes de que fuera crucificado, Jesús habla de su regreso a la tierra para reinar:

"Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria [...]. Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre" (Marcos 13:26, 32).

Cuando se levantó de la tumba, este fue su mensaje para los discípulos:

"Vé a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" (Juan 20:17).

No puede haber duda acerca del punto de vista de Jesús mismo: en todo el Padre era superior; el Hijo dependía de él.

Ahora bien, algunas veces se objeta que los pasajes que hemos citado se refieren todos a Jesús "en los días de su carne", como un hombre, y no pueden aplicarse a él en su estado exaltado. Investiguemos lo que dice la Escritura. Llegó el momento en que Jesús fue levantado de entre los muertos; su naturaleza mortal fue cambiada a inmortalidad; y él subió al cielo, para sentarse allí en el sitio de honor a la diestra del Padre:

"Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte [...]. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla [...], y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre" (Filipenses 2:8-11).

La exaltación de Jesús a un sitio de honor en el cielo fue la obra del Padre. Es a él a quien se debe glorificar. Todos los acontecimientos decisivos en al vida de Jesús se adscriben a Dios el Padre. Es Dios quien ha hecho a Jesús "Señor y Cristo", y que lo ha nombrado como "Juez de vivos y muertos" (Hechos 2:36; 10:42).

Muchas veces los apóstoles se refieren a Dios y a Jesús en su actual relación en el cielo. Así es como lo hacen:

"Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo" (Romanos 1:7).

Esta precisa fraseología se repite en varias de las epístolas. En Efesios se dice:

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo [...], el Dios de nuestro Señor Jesucristo" (1:3, 17).

Cada vez que se hace alusión a Dios y a Jesús en el cielo, siempre se les presenta como dos Personas separadas, y siempre se da prioridad al Padre.

De especial interés es el libro del Apocalipsis, dado por medio del apóstol Juan, y casi con certeza se debe fechar alrededor del año 90 de nuestra era, o quizás un poco después. En dicho libro hay casos en que el Señor mismo, resucitado y exaltado, se refiere directamente a su relación con Dios el Padre. Note cómo empieza esta revelación:

"La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas, que deben suceder pronto" (Apocalipsis 1:1).

En los primeros capítulos, Jesús se dirige directamente "a las siete iglesias que están en Asia" (v. 4), y se refiere en varias ocasiones a Dios su Padre:

"El que venciere [...], confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles" (3:5; véase también vs. 12, 21).

Estas son las palabras de Jesús mismo; fueron pronunciadas alrededor de 60 años después de que subió al cielo y ocupó su sitio de honor a la diestra de Dios. Por lo tanto, describen su relación con Dios en su actual estado glorificado. Su sentido general es claro: Dios el Padre es quien tiene la autoridad suprema; es él quien da la revelación a su Hijo; es su trono el que su Hijo comparte; y es él a quien el Hijo reconoce como "mi Dios". No hay sugerencia de igualdad en estos tan significativos pronunciamientos.

Pero el comentario más notable acerca de la autoridad relativa de Dios el Padre y su Hijo se halla en la descripción del apóstol Pablo acerca del reinado de Cristo, en 1 Corintios 15:

"Luego viene el fin, cuando [Cristo] entregue el reino al Dios y Padre [...]. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas [a Cristo], entonces también el Hijo mismo se sujetará al [Dios] que le sujetó a él [a Cristo] todas las cosas, para que Dios sea todo en todos" (vs. 24-28).

El correcto entendimiento de la autoridad relativa del Padre y el Hijo no podían haberse expresado con más claridad. En el clímax del propósito del Padre para con las naciones de la tierra, el Hijo devolverá la autoridad suprema al Padre. Evaluemos sobriamente ahora lo que significa esto. Hasta ahora Jesús ha estado en el cielo por casi 2.000 años. Él ha de regresar y reinar en la tierra por 1.000 años (Apocalipsis 20:4). Cuando al término de este reinado él pase el reino al Padre, ¡el Hijo habrá estado glorificado en inmortalidad por casi 3.000 años! No obstante, entonces él ¡ha de pasar el reino a su Padre! La subordinación del glorificado Hijo de Dios al Padre no podría expresarse de manera más clara. Porque es Dios el Padre quien, al final, ha de ser "todo en todos".

Cómo llegó Jesús a existir, se explica en el evangelio de Lucas en términos sencillos. A María, una virgen de Israel, temerosa de Dios, y descendiente de David el Rey, se le apareció un ángel con un mensaje extraordinario:

"¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo [...]. Concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS [Salvador]. Este será grande, y será llamado Hijo del altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre [...]; y su reino no tendrá fin" (Lucas 1:28-33).

Detengámonos un momento y consideremos la conmoción por la sorpresa, y luego el regocijo que estas palabras le deben haber provocado. Ella conocía muy bien la promesa hecha a David más de 900 años antes. Un descendiente (hijo) de David sería el medio para restaurar la gloria del reino de Israel, y reconciliar a Israel con Dios. Este era el tan esperado Mesías, y en verdad ella iba a ser su madre. ¡Su hijo había de reinar en el trono de David!

Y entonces, la perplejidad. Aunque María estaba desposada a un israelita temeroso de Dios llamado José, todavía no estaban casados, y era inaceptable que naciera un niño hasta que lo estuvieran. ¿Cómo entonces, pregunta María al ángel, puede cumplirse esta promesa? El ángel es muy explícito en su respuesta:

"El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios" (v. 35).

Para completar el cuadro, el evangelio de Mateo nos da el asunto desde el punto de vista de José, su futuro esposo. Antes de que estuviesen casados, "se halló que [María] había concebido del Espíritu santo". José habría estado totalmente justificado si hubiese repudiado su compromiso de casarse con ella. Pero un ángel tenía para él un mensaje de Dios:

"José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:20-21).

Por esto José entendería que este niño había de ser el Mesías. El episodio completo concluye con la declaración de Mateo:

"Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros" (vs. 22-23).

Estas declaraciones divinas a María y José contenían las noticias más trascendentales. Un niño había de nacer con un grandioso destino, porque no sólo reinaría en el trono de David para siempre, sino que también "salvaría a su pueblo de sus pecados". Pero el origen del niño se recalca claramente. María había de ser la madre, pero José no había de ser el padre. El niño sería concebido porque "el poder del altísimo", "el Espíritu Santo", se aplicaría a María para llevar a cabo la maravilla. Y así "una virgen concebirá" y su hijo será llamado "Hijo de Dios". Esta es la clara enseñanza Bíblica acerca del nacimiento virginal de Cristo.

Algunas veces hay renuencia para aceptar el hecho de que Jesús, el Hijo de Dios, era totalmente un miembro de la raza humana. Algunos estiman que pensar en él como partícipe de nuestra naturaleza con todas sus debilidades es degradarlo, y arrojar dudas sobre su impecabilidad.

Aquí de nuevo debemos acudir a la evidencia de la Biblia. Ya hemos visto el claro relato de su nacimiento: Hijo de Dios, pero también hijo de María. El apóstol Pablo, escribiendo a los gálatas, lo expresó así:

"Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley" (4:4).

"Nacido bajo la ley" significa que él era un varón israelita, que vivía bajo la ley de Moisés. Pablo nos dice por qué: "para que redimiese a los que estaban bajo la ley" (v. 5). Los judíos vivían bajo una ley que los condenaba porque no podían obedecerla sin pecar. Jesús nació como uno de ellos, de manera que podía representarlos plenamente en su obra de redención.

La epístola a los hebreos describe cómo Jesús tenía que ser "perfeccionado por aflicciones", para que pudiera ser "autor de la salvación" de todos aquellos que han de ser hijos [e hijas] de Dios. Por esta razón, "el que santifica [Jesús] y los que son santificados [los fieles], de uno son todos"; es decir, son de la misma naturaleza. Esto es lo que a continuación declara, refiriéndose esta vez a los hijos e hijas como "los hijos":

"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo" (Hebreos 2:10-14).

Esta es una declaración explícita de que la naturaleza de Jesús era exactamente como la de sus semejantes--"carne y sangre". El escritor prosigue diciéndonos por qué esto tenía que ser así:

"Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados" (vs. 17-18).

En resumen, Jesús, a fin de llevar a cabo su gran obra de sacrificio por el pecado, tenía que ser de la misma naturaleza que aquellos que él vino a salvar; y a fin de ser un sumo sacerdote misericordioso, tenía que tener experiencia de todas las tentaciones de ellos. El argumento es expresado con igual claridad en el capítulo 4, versículo 15:

"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado".

Sin embargo, hay una gran renuencia a aceptar la idea de que Jesús literalmente sufrió todas las tentaciones que nosotros tenemos. Algunos estiman que pensar que él sintió literalmente la tentación, es decir, el impulso por cometer pecado, es degradarlo y hacerlo menor que sin pecado. Sin embargo, este es un gran error. Hay una tremenda verdad incorporada en la experiencia viva y en la muerte de Jesús, y a esto debemos acudir ahora.

¿Cuál fue el propósito de Dios al traer a su Hijo al mundo de esta manera? Las siguientes declaraciones dejan esto en claro:

"Llamarás su nombre JESÚS [Salvador], porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21).

"He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29).

"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros [...]. Porque si siendo enemigos [esto es, de Dios], fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida" (Romanos 5:8-10).

El claro mensaje que se desprende de estas declaraciones es que la obra de Jesús, bajo la buena mano de Dios su Padre, había de ser un sacrificio de manera que el pecado pudiera ser quitado, hombres y mujeres pudiesen ser salvados y reconciliados con Dios. Esta es la gran obra de redención en Cristo. Necesitamos la redención; necesitamos ser "salvos", como lo expresa la Biblia. Porque de otro modo nuestra situación es tal como el apóstol Pablo dijo a aquellos efesos que había sido la situación de ellos cuando no conocían aún el evangelio:

"En aquel tiempo estabais sin Cristo [...], sin esperanza y sin Dios en el mundo" (2:12).

¡Qué devastador veredicto! No obstante, ese es nuestro caso también--"sin esperanza", apartados de la obra de Dios en Cristo. Es por eso que el evangelio de Cristo no es un "extra optativo" agradable, pero vitalmente necesario si hemos de escapar del destino de la muerte eterna.

Y ahora llegamos al "problema" (si es que podemos llamarlo así) que es necesario resolver. El género humano no puede salvarse a sí mismo de las consecuencias del pecado, es decir, de la muerte. No obstante, Dios "no quiere que ninguno perezca"; en realidad, él desea "que todos los hombres sean salvos" (2 Pedro 3:9; 1 Timoteo 2:4). Pero él no puede pasar por alto el pecado, porque eso sería abdicar a su justa autoridad en el mundo. De modo que el pecado se puede reconocer, condenar, y vencer de manera tal que hombres y mujeres de corazones honestos y sinceros puedan ver la lección, y reconocer su verdad por sí mismos. Hombres y mujeres necesitan un Redentor que pueda lograr en sí mismo, y en su beneficio, lo que ellos, en su debilidad, no pueden hacer.

Y así Dios manifiesta a su único Hijo, engendrado por el poder de su Espíritu Santo, pero totalmente un miembro de la raza humana. Ese Hijo experimenta todas las tentaciones de la humanidad, pero las rechaza firmemente, y elige hacer, no su voluntad, sino la voluntad del Padre. Es vital para nosotros que entendamos que Jesús tomó esta decisión enteramente por su propia voluntad. Dios no lo forzó a hacerlo, ni alguna consciencia preexistente en el cielo lo predispuso a hacerlo inevitablemente. Tal como lo expresa la epístola a los hebreos:

"Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros" (1:9).

Así, representando a la raza humana, Cristo venció al pecado en esa misma naturaleza de carne y sangre, donde antes había triunfado el pecado; él revertió el fracaso original que condujo a la Caída, y, siendo el mismo sin pecado, pudo ser ofrecido como un sacrificio por el pecado. Su muerte en la cruz fue la expiación por el pecado humano. De modo que Dios, habiendo sostenido su justicia al condenar al pecado, podía ahora en la abundancia de su amor y gracia, extender el perdón de los pecados y la reconciliación consigo mismo a todos aquellos que reconozcan su obra en Cristo.

Si Jesús hubiera, como parte de la Trinidad, ya existido en el cielo, es inevitable que habría sido influenciado profundamente por ese conocimiento durante su vida como "Jesús de Nazaret". Habría sabido que su gloriosa resurrección y exaltación eran certezas. No habría necesitado, ni tampoco habría podido, deliberadamente por su propia voluntad elegir obedecer a Dios ante tantas presiones naturales para que se complaciera a sí mismo. Su gran conquista del pecado, como miembro representativo de la raza humana, no habría sido posible, y la necesaria expiación por el pecado no se habría logrado.

Comprender la verdad acerca de la naturaleza y la experiencia de Jesús "en los días de su carne" es absolutamente esencial si hemos de entender la obra de redención de Dios en él.

La doctrina de "Dios el Espíritu Santo" surgió mucho después en la teología trinitaria de los siglos 4º y 5º. Fue el último, después del Padre y del Hijo, en ser declarado "Dios". El Credo de los Apóstoles no la menciona; y, de acuerdo a algunas autoridades, su inclusión en el Credo de Nicea y en el de Atanasio parece haber sido una idea de último momento.

La presentación que hace la Biblia acerca del Espíritu santo es muy diferente. Es el poder y la influencia por el cual Dios lleva a cabo sus propósitos. En el principio "el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas", y como resultado se produjeron diversos actos de la Creación. El salmista dice que todos los seres vivientes, hombres y animales, dependen de Dios:

"Les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra" (Salmos 104:29-30). Por su Espíritu él los mantiene a todos con vida.

Los profetas de la antigüedad entregaron sus mensajes dados por Dios, no por invenciones de su propia mente, sino porque eran "santos hombres de Dios [...] inspirados por el Espíritu santo" (2 Pedro 1:21). Jesús mismo realizó sus grandes señales y habló sus palabras de vida porque "Dios [lo] ungió con el Espíritu Santo y con poder" (Hechos 10:38).

En ningún pasaje las descripciones de las actividades del Espíritu Santo sugieren que se ha de considerar como persona.

Pero, ¿no sugieren algunos pasajes del Nuevo Testamento que Jesús preexistió en el cielo, y que él bajó del cielo, como lo afirma la doctrina de la Trinidad?

Es cierto que hay unos pocos pasajes que generalmente usan aquellos que sostienen tales ideas. Lo sorprendente es que son tan pocos--difícilmente más de media docena que merezcan consideración. En un trabajo limitado como este, no puede intentarse más de un breve tratamiento de algunos de ellos, pero suficiente para sugerir como se pueden entender en armonía con el resto de la Escritura.

1. "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" (Génesis 1:26).

Este es uno de los pasajes del Antiguo Testamento que muy extrañamente algunas veces se presenta en apoyo de la doctrina de la Trinidad. Sin embargo, es un hecho notable que los judíos, que recibieron los escritos del Antiguo Testamento en su propio idioma, en hebreo, nunca dedujeron de ellos ninguna idea trinitaria, sino, en realidad, precisamente lo opuesto--ellos creían firmemente en un solo Dios. La doctrina de la Trinidad ha sido siempre un tremendo obstáculo para todo judío que examine las doctrinas de la Iglesia.

"Dios", en la cita recién mencionada, es Elohim, una palabra de forma plural, pero que admite tanto un sentido singular como plural. Principalmente se usa para referirse a Dios mismo, pero algunas veces también para aquellos que actúan en su nombre con su autoridad. Así se usó en relación con los jueces de Israel, porque ellos estaban nombrados para pronunciar juicio en su nombre: "No injuriarás a los jueces" (Éxodo 22:28). En Salmos 82 a los gobernantes de la nación se les llama Elohim (vs 1, 6), pero debido a que juzgaban "injustamente" (v. 2) morirían "como hombres" (v. 7). En Salmos 82 se dice que el hombre fue hecho "poco menor que los ángeles [Elohim]" (v. 5; citado en Hebreos 2:7).

En armonía con este uso, se entiende mejor que la cita de Génesis recién mencionada se refiere a los ángeles. Por supuesto, en ninguno de los casos se hace una referencia clara a la Trinidad. Aunque en el Nuevo Testamento se citan partes del versículo, nunca se le da un sentido trinitario, ni era común usar este pasaje en los debates acerca del tema en los primeros siglos.

2. "En el principio era el Verbo..." (Juan 1:1).

Aquí es vitalmente importante entender en qué sentido está usando el apóstol Juan el término griego logos (Verbo o palabra). Por lo general se conviene hoy en día que la explicación no debe buscarse en las ideas de los filósofos griegos de la época, sino en el pensamiento hebreo de las Escrituras del Antiguo Testamento.

En el pensamiento y escritos religiosos judíos el Verbo y la Sabiduría habían llegado a aplicarse a Dios mismo. En Proverbios, capítulo 8, hay un notable pasaje acerca de la "sabiduría":

"Yo, la sabiduría, habito con la cordura [...]. Yo soy la inteligencia [...] Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra [...]. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo" (vs. 12, 14, 22-23, 27).

Añada a eso esta declaración:

"Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos" (Salmos 33:6).

En la versión griega (la Septuaginta) de este salmo, el término "palabra" se ha vertido como logos. En los comentarios arameos de la época la expresión Memra (palabra) se usaba como un nombre de Dios.

En vista de que logos era de uso corriente en la filosofía griega de su época, Juan necesitaba darle el verdadero sentido de la revelación bíblica. Así que logos, es primero un pensamiento concebido en la mente, luego demostrado en acción, representa la sabiduría de Dios expresada en su propósito. Por lo tanto, la palabra representa la mente de Dios. Es por eso que "el Verbo [la palabra] era Dios", o como lo expresa la New English Bible [la Nueva Biblia en Inglés]: "Lo que era Dios, era la palabra". La verdadera trascendencia de Dios es su mente y su voluntad.

De modo que "aquel Verbo fue hecho carne" (Juan 1:14) y nació Jesús, el Hijo de Dios. Este no es el "Hijo encarnado", sino la "palabra encarnada". Es totalmente ilógico suponer primero la preexistencia de "Dios el Hijo", y después interpretar la "palabra" de Juan en ese sentido. Como hemos procurado mostrar, la enseñanza bíblica no da apoyo a semejante doctrina.

3. "Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Juan 6:38).

¿En qué sentido descendió Jesús "del cielo"? La narración de su nacimiento nos dice que él llegó a existir porque el "Espíritu Santo [el poder del Altísimo] vino sobre María su madre. Él nació como resultado de la intervención directa del Espíritu Santo de Dios. De una manera excepcional sólo él, de toda la raza humana, podía decir que había "descendido del cielo".

El resultado de esta intervención celestial fue que él podía señalar la gran diferencia entre él y los judíos que estaban rechazando su afirmación. El apóstol Santiago nos da una valiosa pista, cuando declara que hay dos sabidurías: una que pertenece a la tierra, sensual y diabólica; la otra "de lo alto", pacífica, pura y justa (3:14-18). La primera es el pensamiento natural de la mente humana, que cumple sus propios deseos; la segunda es la mente y pensamiento de Dios. Jesús dice explícitamente que él vino "no para hacer mi voluntad [no para seguir sus propios deseos naturales], sino la voluntad del que me envió [la sabiduría de lo alto]". Así él pudo decir a los judíos:

"Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba" (Juan 8:23).

"El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (14:9).

No que Jesús y Dios fueran la misma persona; sino que el Hijo reflejaba perfectamente la mente y sabiduría del Padre.

4. "Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese [...], porque me has amado desde antes de la fundación del mundo" (Juan 17:5, 24).

Nuestra dificultad aquí es entender cómo Jesús pudo haber sido honrado y amado por el Padre antes de que existiera como una persona independiente. El problema surge realmente de nuestro limitado concepto del tiempo.

Para nosotros el paso del tiempo es como una línea. Acontecimientos separados son puntos distintos en esa línea. De modo que si fuésemos a indicar los lugares respectivos que ocuparon en el tiempo Abraham, Moisés, David, Daniel, Cristo y los apóstoles, tendríamos algo así:

Abraham - Moisés - David - Daniel - Cristo - Apóstoles

1800 AC - 1400 AC - 1000 AC - 600 AC - AC/DC - 50 DC

Inevitablemente surge un orden de aparición. No podemos pensar en su lugar en la historia de una manera diferente. Pero esto se debe a que nuestra mente es finita. No tenemos conciencia del pasado distante; y nada en absoluto acerca del futuro. Pero la mente de Dios no está sujeta a estas limitaciones.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Las Bienaventuranzas



LAS BIENAVENTURANZAS

Posiblemente los que acompañaban a Jesús por los caminos de Judea y Galilea no entendían siempre sus palabras. ¡Demasiada Novedad! ¿Cómo podía decir que los más pobres, los hambrientos, los enfermos, los abandonados, son bienaventurados y que el Reino de Dios es para ellos?
Tal vez no entendieron, pero guardaban sus palabras en la memoria. Y al compartir día a día la vida con Jesús, fueron comprendiendo su significado. Entendieron que en las bienaventuranzas Jesús no hablaba de cómo los hombres aman a Dios, sino de cómo Dios ama a los hombres. A todos sin excepción, y como en toda familia los primeros en experimentar ese amor son los más abandonados, los más débiles. Ellos son los primeros para Dios.

Los discípulos lo entendieron mejor cuando vieron a Jesús acercarse a los enfermos y atenderlos con cariño aunque fueran leprosos rechazados por la sociedad, resucitar a los muertos, dar de comer a los hambrientos. Pero lo entendieron mejor cuando lo vieron entregar su vida en la Cruz por la vida del mundo.
¿Hay un ideal más alto que el que Cristo nos propone? En Él está la respuesta a las ansias más profundas de nuestro corazón, sólo en el Evangelio de las bienaventuranzas se encuentra el sentido de nuestra vida. ¿vivimos de acuerdo a esta verdad?

(De nuestra amiga Maria Luisa)