jueves, 9 de junio de 2011

Perseguidos





 Hoy he visto en televisión noticias sobre la tortura, mutilación y asesinato de dos niños de 13 y 15 años en Siria. Aunque la historia nos muestra que estas atrocidades no son nuevas, no llego a entender cómo se puede llegar a tal grado de deshumanización.


Los humanos somos seres sorprendentes. Nuestro comportamiento puede pasar desde los actos más valerosos y desinteresados a los más terribles. Aún así, los creyentes deben seguir teniendo esperanza en la salvación de la raza humana.



Estos hechos casi siempre me hacen reflexionar sobre el destino de los cristianos en el mundo. Los creyentes coherentes siempre han de luchar contra corriente, siempre van a ser perseguidos, siempre serán traicionados, vilipendiados y odiados por muchos; porque están en el extremo opuesto de esta locura, de la autodestrucción, del mal de la humanidad.



Creo que una Iglesia no perseguida no es Iglesia, pues si la Iglesia es aplaudida por la generalidad es signo de que se ha contaminado de la forma de pensar del mundo; porque nuestra verdadera morada no es de este mundo aunque tengamos la obligación de hacer de él la antesala del paraíso.

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