martes, 8 de marzo de 2011

El amor a los enemigos

De nuestra amiga Maria Luisa:

Pareceos a Dios; no seáis enemigos de nadie, ni siquiera de vuestros enemigos.

Leer el Evangelio de Mt 5, 38-48

En los primeros versículos del texto bíblico, vemos como la sed de venganza, va desencadenando una espiral de violencia que alcanza hasta nuestros días.Jesús nos presenta una exigencia que incluye la renuncia a la acción violenta.El precepto consiste en “no resistir al malvado”.
Metodología ésta que luego Pablo nos sugiere en Rm12, 9-21: “Hermanos no se tomen la justicia por su cuenta, dejen que sea Dios como dice la Escritura:”Mía es la venganza y yo daré lo que se merece” y agrega:”Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer…….dale de beber……No te dejes vencer por el mal, más bien derrota el mal con el bien”
Esto no significa indiferencia o pasividad, sino vencer el mal con actos de “resistencia no violenta”

El pensamiento de Jesús nos presenta un doble paralelismo: amar al enemigo/orar por el perseguidor ¿qué nos sugiere? No vengarnos, no hacerle daño, no desearle el mal
¡ALTO A LA VIOLENCIA!
Esta propuesta suscita en el horizonte de la vida cristiana, la presencia de muchos enemigos y perseguidores. Sin embargo los discípulos han de demostrar el mismo trato para amigos y enemigos, imitando a Dios, a la hora de repartir la luz del sol y la lluvia sobre justos e injustos.A igual que los discípulos de “ayer”, los de “hoy”, debemos construir nuestra vida desde la paradoja del amor, de la oración y del perdón.
Hoy como ayer hay muchos fariseos cumplidores de la Ley, a los que hay que proponerles un camino más perfecto, pero ir más allá…….Animémonos todos a dar el paso y … :
“Ser perfectos como perfecto es nuestro Padre que está en los cielos”

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